lunes, 11 de agosto de 2025
POST #8
POST#7
Vivimos en un mundo de adictos tratando de disimular la carne, las ideas, las sustancias, el ritmo y un pulso acompasado con su labor de muerte. No queda demasiado en las cumbres que pueda llamarse puro, restos de envoltorios de chocolatinas en el centro mismo del iceberg azul. La muerte que nos mira con deseo. La espera. La fuente de todo dolor: un cerebro que no obedece y se obliga con agujas e inhalaciones, con comprimidos de SÉ-TÚ-MISMO, esa pena no te pertenece. Les pertenece a ellos, se apropiaron de la norma para señalar qué no y qué tampoco. Disimula esta terrible droga. Disimula todo lo consumido en la grieta del costillar ajeno. Lame. Fuma. Déjate medicar para que los demonios no te señalen como único responsable. Escribir, escribir, escribir hasta que salga el sol. Quiero. ¿Quieres? ¿Alguien quiere? ¿Queremos?
Quizá esta noche esté escribiendo hasta que me deje de sangrar el ombligo. Sanando lo poco que quede. Puede que intente traeros algo bueno, y no me refiero a mi hábito químico con la pena. No. Me refiero a una vida mejor; es tan simple que se nos olvida que no estamos solos hasta que nos abandonan a todos. La Zona Temporalmente Autónoma de los de arriba sacrificándote, oh my lord. Me impuse encontrar ese no-paraíso, pero tampoco infierno en el que estar sin más, en el que respirar automáticamente. Desangrarse en símbolos para traer algo mejor. Da lo mismo quién ore si puede obligar a Dios. Cuando rezamos [los ateos también] imponemos un vector para que un ser omnipotente se rinda a nuestra voluntad; pedir no es recibir, pedir es robar la voluntad ajena.
Le doy a "Retroceso" hasta que la frase fallida desaparece. Tan sólo un poco más para acabar con el espacio en blanco. La voz acompaña. El humo que nos mata nos provoca cierto destello dentro como para continuar, el humo, el humo y el fuego son eventos que pueden ser divinos. La mayoría del tiempo ni siquiera sé qué estoy diciendo, dejo que pase sin más. Me rindo al cliché del borbotón de palabras desordenadas. De la riada de significantes que se desdibujan, camino del folio, como los colores de una ruleta. No hay más apuestas. No hay más apuestas..., debería ser nuestra filosofía vital.
Andrajo de voluntad. Cero en iniciativa. Todo luz que no se somete a la norma.
Para obligar a la realidad primero hay que hacer arte. La realidad lo imita ociosa de decidir por dónde ir, agradecida añade grados a todos los eventos que la componen. La realidad es tanto lo que hay como lo que deja de ser para seguir cambiando. No hay pauta. Sólo arte.
Me podéis encontrar perdido en ese camino.
POST# 10
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